jueves, 4 de febrero de 2010

LA ESTATUA DE "EL TIRAOR"



Si hace 50 años esta estatua hubiese estado en donde la han colocado, en la época de verano se habría podido dar un atracón a comer sandías. Me explicaré. Por aquellos tiempos había un señor en Yecla al que llamaban El Tataita; era alto, cuando menos medía cerca de 1.90 y, por entonces pocas personas tenían esa estatura.
Yo, personalmente, conocía a este señor porque también era revendedor en el mercado de Yecla. Cuando llegaba el tiempo de las sandías, se dedicaba a venderlas en este lugar. Lo hacía de la siguiente manera forma: Compraba uno o dos camiones de sandías, las dejaba en el suelo, pero cuando apretaba mucho el calor las tapaba con una lona, y por las noches quitaba la lona y allí estaba, a la sombra de la estatua de El Tiraor, dispuesto a vender sus sandías.
Los sábados y domigos por la noche este señor estaba allí,y ¿ por qué?, pues porque, cuando salíamos del cine, y digo salíamos porque yo también lo hacía, nos juntábamos unos cuantoa amigos y nos íbamos a comernos una o dos de aquellas sandías. Este señor disponía de unas cajas de madera que utilizábamos como mesa y asiento.
A este señor le ocurrió una anecdota, y fue que en la época de invierno, cuando en los mercados venden higos secos, un señor le dijo al vendedor de higos "¿oiga, me vende vd. los higos que pueda coger con una mano al precio de un kilo?" El vendedor, pensando que iba a salir ganando, le dijo que sí. El señor metió la mano abierta en el saco, apretó lo que pudo y, cuando sacó la mano y contaron los higos, había 70; los echaron en una báscula y el peso que dió fue de kilo y medio, algo sorprendente pero cierto, y es que tenía las manos muy grandes.
Tengo que añadir que el hecho de que el Ayuntamiento de Yecla haya colocado ahí esa estatua de El Tiraor, ha sido motivo de controversia porque ha supuesto demasiada inversión para los tiempos de crisis en que vivimos.

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