lunes, 12 de abril de 2010

PEQUEÑA HISTORIA DEL VIAJE A ROQUETAS DE MAR


El día 19 de febrero del año 2010, y a través de EL IMSERSO, mi mujer y yo nos desplazamos a Murcia capital para coger el autobús que a las 10,30 horas de la mañana nos trasladaría a Roquetas de Mar.

Poco a poco fuimos llegando a la estación los que en su día escogimos y decidimos pasar 10 días en Roquetas; dos de las personas que llegaron ya habíamos coincidido en Benalmádena el año anterior.

Unas treinta personas éramos los que nos reunimos en la estación. Sobre las 9,45 horas llegó la azafata del IMSERSO. Como de costumbre nos pidió los billetes que acreditaban nuestro destino. Tal como estaba previsto partimos hacia la ciudad de Lorca, donde estaban esperando unas veinte personas más que también habían elegido pasar 10 días en Roquetas.

De nuevo nos pusimos en marcha con dirección a nuestro destino. Todo fué trasncurriendo en buena armonía y convivencia, entre bromas y conversaciones amenas. Lo peor ocurrió a la llegada a Roquetas, ni el chófer ni la azafata de viaje sabían dónde se encontraba el hotel que teníamos asignado por el IMSERSO. Dicho hotel era Playa Azul. La azafata nos hizo bajar del autobús en los aledaños del hotel Playa Capricho, diciéndonos que el autobús no podía pasar porque la calle estaba cortada y no era posible llegar hasta la puerta.

Cuando ya estábamos todos los viajeros en tierra y cada uno con sus maletas, nos dice la azafata que este hotel no era y que tenía que preguntar dónde estaba el nuestro; pero el autobús ya se había marchado de donde estábamos todos los viajeros. A continuación nos dice la azafata que le siguiéramos a pie, con la fatalidad de que nos llevó a todos cargados con nuestros equipajes más de 350 metros. Por si faltaba algo, hacía un viento fortísimo y además algunas personas apenas podían andar.

A la llegada a nuestro hotel, más de uno le dió una reprimenda a la azafata de nuestro viaje. Este mismo autobús recogió a otro grupo de Murcia que también había pasado 10 días de vacaciones. Esperamos y deseamos que esto no vuelva a ocurrir.

Nada más llegar al hotel y dejar el equipaje nos pasaron al comedor para dar buena cuenta de la buena y bien hecha comida que allí había. Después de comer nos dieron nuestros alojamientos, a mi mujer y a mí nos asignaron la habitación 246.

Aprovechamos la tarde para dar un paseo a pie por el buen y bonito paseo marítimo que hay en esa zona, A la mañana siguiente y como de costumbre el guía que hay en los hoteles y que pertenece al IMSERSO nos dió la bienvenida al hotel Playa Azul, explicándonos los derechos, ventajas y obligaciones que cada uno de nosotros tenemos en estas vacaciones; a continuación nos ofreció la extensa oferta de excursiones optativas que hay a disposición de los mayores.

Ese mismo día retomamos la amistad con las dos personas que habíamos conocido en Benalmádena en el año 2009; es un matrimonio de Cartagena, Balbino y Eulalia, un par de años mayores que mi mujer y yo. Ellos mismos nos ofrecieron compartir mesa, cosa que aceptamos de buen grado, y, a su vez, también decidimos salir a pasear, jugar a las cartas y presenciar las actividades que la azafata de animación nos ofrecía cada día a los mayores, azafata que por cierto es majísima desarrollando su cometido.

En cuanto a la excursiones que nos ofrecieron , mi mujer y yo únicamente nos apuntamos a la de Almería, porque en la mayoría de las que nos ofrecieron ya habíamos estado, como son Guadix, Granada, Nerja, Nijar, Cabo de Gata, Las alpujarras y Caravaca de la cruz. La visita que hicimos a Almería fué de medio día; el resultado, muy satisfactorio teniendo en cuenta que el guía que nos acompañó nos explicó de cabo a rabo lo más interesante de todo lo que vimos. En el tiempo libre que nos dió, unos cuarenta minutos, para hacer pequeñas compras, mi mujer y yo lo empleamo en tomarnos una cañas y las típicas tapas que hay por estas tierras.

En cuanto al tiempo climatológico tuvimos de todo un poco, más tirando a bien que a regular. Cuando no nos apetecía salir matábamos el tiempo jugando a las cartas al juego de el despistado; este juego se hace con la baraja española y es bastante divertido.

Una de las noches y después de cenar bajamos al salón de espectáculos donde la azafata nos deleitó con un juego a las casi doscientas personas que allí nos encontrábamos, teniendo como premio, mediante sorteo, una botelle de cava, con la suerte de que le tocó a mi mujer. Esta botella la compartimos con nuestros amigos y compañeros de Cartagena, dándose la casualidad de que al día siguiente cmplian su 50 aniversario de boda.

En bastantes ocasiones salíamos a pasear por el paseo marítimo, donde había momentos en que nos juntábamos más de 2.000 personas; aquello parecía Las Ramblas de Barcelona, y casi todos de la tercera edad. Gracias a los pensionistas estos hoteles no tienen que cerrar sus puertas durante muchos meses del año.

Lo negativo de este viaje fue lo que nos ocurrió a la llegada al hotel y los días que por viento o lluvia no podíamos salir a ninguna parte; y lo positivo, la buena atención que nos ha prestado todo el personal del hotel Playa Azul, y, cómo no, la buena amistad que ha surgido con nuestros amigos de Cartagena, Eulalia y Balbino, a quienes enviamos desde aquí un saludo.

De este viaje vamos a tener también como recuerdo las fotografías de las cosas que más interesantes nos han parecido. Por lo demás y sin extenderme demasiado para no aburrir al personal, enviamos un saludo y deseamos mucha suerte a quienes tengan el gusto de leer esta crónica de nuestras vacaciones en Roquetas de Mar. Saludos para todo el mundo.

1 comentario:

  1. muy bonita su experiencia, y da gusto ver el hermoso viaje que han disfrutado.saludos
    ah! y podria comentar las excursiones que les ofrecieron sobre que precios estaban.gracias

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